El fenómeno, considerado milagroso por muchos fieles, ocurrió mientras la propietaria rezaba por niños desaparecidos.
Rosana Mendoza, dueña de la imagen, descubrió el acontecimiento al entrar en su oratorio privado alrededor de las 13:15 horas. Según relató, el rostro de la Virgen estaba cubierto de manchas rojizas, un fenómeno que no se había observado en más de un año. Mendoza interpreta esto como un mensaje divino, a pesar de que la Iglesia aún no ha reconocido oficialmente el supuesto milagro.
El misterioso suceso comenzó el 5 de abril de 2017, cuando la estatua de yeso de unos 50 centímetros de altura lloró por primera vez. Desde entonces, la imagen ha alternado entre lágrimas aparentemente sangrientas y cristalinas, atrayendo la atención de los vecinos de San José de Metán y generando una serie de testimonios sobre supuestos milagros atribuidos a la Virgen.
La Iglesia de Salta se mantiene sin pronunciarse sobre estos extraños acontecimientos que continúan conmocionando a la comunidad local. Mientras tanto, la familia Frías-Mendoza ha construido un oratorio en su residencia de la calle San Lorenzo para albergar la imagen, que se ha convertido en un punto de peregrinación para los creyentes que buscan presenciar el fenómeno o solicitar favores a la Virgen Rosa Mística.
