sábado 29 de junio de 2024
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Cris Miró | El origen salteño de una leyenda de la diversidad

El libro Hembra, de Carlos Sanzol, repasa la vida de la artista trans que contribuyó en la apertura de derechos para la diversidad.

Este domingo se estrenó el primer capítulo de Cris Miró (Ella), la serie que repasa la vida de la vedette trans que revolucionó el espectáculo en los 90 y ayudó a ampliar los derechos de la diversidad ante la sociedad argentina.

La serie está basada en el libro Hembra: Cris Miró, vivir y morir en un país de machos, de Carlos Sanzol, periodista de La Nación que escribió la biografía que se publicó en 2016 y se acaba de reeditar a través de la editorial Milena Caserola.

En su libro, Sanzol cuenta los orígenes salteños de Miró. Y el vínculo con la provincia es directo: se trata de Esteban Virguez, su padre, oriundo de nuestra provincia.

«Esteban era un hombre callado para hablar y tomar decisiones», escribe el autor del libro. Virguez era oriundo de Tartagal, había nacido el 3 de agosto de 1932.

«En 1931, su madre Delicia Virguez, de 14 años, conoció a Aristóteles Manusakis, un griego bien entrado en sus cuarenta. El hombre, que había nacido en la isla de Creta, se aventuró, primero, por Bolivia para desembarcar, después, en Salta y enloquecerse con la lolita norteña», siguió.

«Un día, el hombre de la isla de Creta se fue a la capital de Salta y allí se quedó», agrega Sanzol, que cuenta que desde entonces, la madre de Esteban, abandonada, le dio su apellido al pequeño y comenzó una relación con «un sirio libanés que se apellidaba Nallar».

Delicia y Nallar tuvieron otro hijo, un episodio que no fue positivo para Esteban. «La nueva pareja de su madre lo trataba como lo que era, el hijo de otro hombre», relataba.

Esteban dejó Tartagal cuando tenía quince años. Viajó a Salta Capital para reencontrarse con su padre, Aristóteles. Pero no fue demasiado bien recibido. Esteban pasó unos meses más en nuestra ciudad hasta que decidió irse para siempre y se mudó a Buenos Aires.

En la Capital Federal, Esteban se inscribió en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Poco después, en un carnaval celebrado en el club Platense, muy cerca de ese lugar hoy siniestro para la historia argentina, conoció a Hilda, su mujer.

Esteban e Hilda tuvieron dos hijos: Esteban y Gerardo, que luego se convertiría en Cris Miró. A esa altura, ya convertido en padre, Esteban había dejado la Armada. «Se empleó como jefe de seguridad en una fábrica de electrodomésticos. Y con los años, compró un auto y se convirtió en taxista», sigue el periodista.

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